Mad Men vendría a ser algo como el opuesto de The Sandman pero igual de poderoso. ¿Por qué? Una de las cosas que me cautivó de la historia de los Eternos eran sus personajes: me hacían reír, me conmovían, a ratos les temía pero siempre, de una u otra forma, los entendía y terminaba deseando que varios de ellos existieran de verdad. Me gustaba pensar que había alguien como Deseo moviéndose detrás de nosotros, moviéndonos a hacer algo, quizás como una especie de Dios a quien culpar o por la simple esperanza de querer que alguien como Muerte nos acompañe al otro lado.
En Mad Men, los personajes también se meten dentro, pero esta vez “no” hay fantasía y todo se vuelve tan real que comienzas a temer si en realidad de esto se trata, que es posible que jamás seamos realmente felices porque en verdad ni siquiera sabemos lo que podría darnos eso, o nos sentimos tan cerca de tenerlo todo, exactamente cada una de las cosas que soñamos sin saberlo pero que las sentimos, y algo pasa a último momento que nos impide disfrutar aquello por lo que luchamos tanto.
“The price of getting what you want, is getting what once you wanted”, el precio de obtener lo que quieres es tener lo que quisiste, eso decía Neil Gaiman, y Mad Men es el ejemplo perfecto de esa metáfora. En la serie, cada personaje es su propio peor enemigo y al mismo tiempo es lo único que tienen; cargan con sus secretos, sus culpas, y viven ahí, en una oficina, cada uno con sus fantasmas intentando algo que -sabemos- jamás será como lo pensaron y aún menos, como nosotros pensamos que sería.
Don Draper es Sueño, aquel personaje que deberías odiar pero que al final siempre terminas sintiendo lástima por él, quieres decirle que todo va a estar bien aunque sabemos que no será así y seguirá autosabotéandose.
Hace un tiempo un primo me decía: queremos ir a Brazil para el mundial, unos quieren tomar un avión y llegar allá, yo digo que tomemos un bus y vivamos la experiencia de recorrer todas esas ciudades y países hasta allá, vamos a llegar igual a vivir el mundial, pero habremos pasado por todas esas otras experiencias. Así igual pasa con las buenas series como Mad Med.
Como en todo buen viaje, lo importante no es el punto de destino, sino el trayecto. El moverte con los personajes, adivinar intenciones, pensamientos, sensaciones. Mad Men no tiene la acción a la que tanto nos ha acostumbrado Hollywood. Nos acostumbramos a tener todo en bandeja: los diálogos, las acciones, todo está allí en pantalla. Nos acostumbraron a no pensar, a darnos las cosas sabidas, al giro fácil, el cliff hanger preciso para mantenerte al borde del asiento.
Pero Mad Men va más allá y juega con los hipertextos, con los hechos de la historia que conocemos (como la crisis de misiles de Cuba o el asesinato de Martin Luther King) revolviendo nuestros recuerdos, pero mejor aún, dejando que las sensaciones de ese momento se cuelen en los personajes y en sus historias, no como simples objetos de decoración sino como parte fundamental del escenario y su trama.
Así, Mad Men se convirtió en una de mis series favoritas. Siempre digo que no es una serie para todos, requiere de tu concentración, de tu atención, de que chequees datos, información en tu cabeza, que compares, que sepas leer el lenguaje corporal, lo no dicho, las miradas de cada personaje y lo que has ido recorriendo con ellos.
Hay una escena que representa esto perfecto:
La hija de Don, Sally llega a su oficina traída por una mujer que la encuentra en el tren después de arrancarse de su casa. Ella escapa porque quiere vivir con su padre después de la separación. Todo va bien, hasta que al día siguiente, Don le dice que debe volver con su madre. Sally grita y llora, pero nadie la escucha por lo que decide correr nuevamente. Entonces, en el pasillo de esa gran oficina se cae, Megan -la nueva secretaria de Don- la abraza y le dice que todo estará bien, pero ella avergonzada y con la voz débil le dice que no, nunca nada estará bien. Y la ves rendida, pero al mismo tiempo madura, en ese momento en que te das cuenta que dejaste de ser niño y las cosas no serán nunca más fáciles ni simples. Ella está ahí, reconociendo lo que se viene como un óraculo, mientras todas las otras mujeres de la oficina (y las protagonistas femeninas de la serie) la miran también y se dan cuenta de que lo que dice es una verdad terrible para todos.
Porque como dijo Neil en The Sandman, de eso se trata crecer ¿no? De dejar cosas atrás. Siempre debes dejar algo o alguien detrás.
Me encanta la actuación de todos, los personajes de la serie son fantásticos.En general, esta serie Mad Men de HBO se me hace una de las mejores series de los últimos años. Felicidades a sus creadores. Supieron hacer una historia muy interesante.