Antes de que los ángeles abandonarán la Ciudad de México había equilibrio entre el bien y el mal en la capital. Ahora los ciudadanos han caído en manos de los demonios. Afortunadamente hay un grupo de personas, llamados Diableros, que se encargan de combatirlos.
Esta es la sinopsis con la que nos presentan a Diablero, serie mexicana que fue llevada a lNetflix a principios de año y que ya confirmó su regreso con una segunda temporada. Diablero cautiva con su trama de thriller sobrenatural, la cercanía al estar ubicada en América Latina y su visión desde dentro. Esta serie no es la estereotipada versión que la industria audiovisual estadounidense y europea tienen sobre México y el resto de los países de Latinoamérica. En pocas palabras, es bueno ver algo sobre latinos y que no sea vanagloriar al narcotraficante, las mafias, ni a las agencias policiales anglosajonas que pretenden darles cacería.
Diablero, bajo este contexto, se siente cercano, genuino e incluso nuevo. Basada en la novela El Diablo Me Obligó de Francisco Haghenbeck, nos cuenta la historia del diablero Eliodoro “Elvis” Infante (Horacio García Rojas), una suerte de cazador de seres sobrenaturales que es llamado por su hermana, enfermera y santera, Enriqueta “Keta” Infante (Flavia Molina) para ayudar al sacerdote Ramiro Ventura (Christopher Von Uckerman) a rescatar a una niña que fue secuestrada por un demonio.
Antes de ir en la búsqueda de la niña —que resulta ser hija de Ventura con Lucía, una ex novia de su juventud antes de unirse al sacerdocio—, deben pedir la ayuda de Nancy Gama (Giselle Kuri), la mejor recipiente de demonios de toda Ciudad de México; con ella y sus poderes podrán descubrir quién exactamente se llevó a la hija de Ramiro. En el camino se unen como un equipo, pero deben resolver uno que otro problema que Elvis trae consigo como pagarle deudas a su ex cuñado que organiza peleas clandestinas con los demonios que le entregan.
Las peleas clandestinas de personas con demonios dentro es una pequeña trama novedosa, ya que ni a los estadounidenses se les había ocurrido ganar dinero con los diablos con tramas de mercado negro. A lo más un exorcismo o devolverlos al infierno.
Punto extra narrativo para Elvis infante, ya que dentro de la trama debe resolver este lío y regresar para ayudar en la búsqueda del padre Ventura. Para suerte del diablero, Nancy siempre está ahí para ayudarle. Nancy al igual que Keta, son dos personajes femeninos que agradezco lo bien manejados que están. Ninguna depende de Elvis ni de Ramiro (ni de nadie) y están en medio de ese caos para ayudar.
De cualquier forma Elvis, Keta, Nancy y Ramiro terminan convertido en un tremendo equipo caza demonios (como si los hermanos Winchester y el ángel Castiel se unieran con John Constantine a combatir fuerzas sobrenaturales), que seguirán la pista del diablo que se llevó a la niña, y de paso evitar que otros demonios sigan aterrorizando a toda Ciudad de México. Pues el secuestro de infantes por parte de algunos diablos son realizados por orden de una secta que quieren invocar a antiguos demonios aztecas para provocar el “pinche fin del mundo”.
Los personajes son carismáticos, bien armados y puedes empatizar —hasta encariñarte— con ellos. Otro punto a favor son las escenas de acción y buenos efectos especiales, más que nada porque no habría esperado una buena imagen de ciertos demonios y otros efectos tan bien logrados. Aunque está recién comenzando, no es común ver series sobrenaturales en una plataforma como Netflix y con producción no primer mundista.
¿Qué más puedo decir además de que me ha gustado? Mi debilidad son las historias sobrenaturales y de fantasía, pero el elemento latino y los atisbos de realismo mágico han sido como una especie de regalo en el visionado. Además su diversidad de personajes, y ver a los hermanos Infante recitando embrujos y comunicándose en el idioma náhuatl. Es una batalla contra demonios en la interna, mientras que por fuera es luchar por la identidad. Quizás, ese sea la razón de satisfacción en este viaje. Y porque también me da esperanzas de que pueda ver producciones similares en países de América Latina, con el financiamiento necesario para que se lancen a explorar historias de ciencia ficción, fantasía y mucho más.