La película del director Pablo Larraín presenta un drama encabezado por un personaje femenino potente, ligado al baile, sensualidad y fuego.
Ardiente, asfixiante y tóxica. En esas palabras se puede resumir Ema, octava película de Pablo Larraín, director de la cinta estrenada este año en el Festival de Cine de Venecia y que luego se exhibió en el Festival Internacional de Toronto. Ambientada en Valparaíso, la película nos presenta a Ema (Mariana Di Girolamo) y su historia. Ella es una joven bailarina —con una fuerte afición al fuego—, que intenta recuperar a su familia después de haber devuelto a su hijo adoptivo a un centro del Sename. Y que, sin importar las consecuencias está dispuesta a todo con tal de recuperar a su hijo.
La película destaca por las actuaciones de su elenco, partiendo desde su protagonista hasta las participaciones breves. Los actores y actrices se encargan de darle fuerza a los diálogos, y al guión de la cinta a través del lenguaje corporal, los bailes y coreografías, los tonos de voz, gestualidad y las miradas. Estos últimos dos factores se acentúan con tomas cercanas a los rostros y que omiten, incluso nublan, el resto del ambiente y se omite lo que sea que esté pasando a espaldas de los personajes.
Además de lucirse en las actuaciones, Ema es una película estéticamente placentera por sus tomas en Valparaíso, y su juego con las luces y colores. Sin embargo, la trama se pierde en algún punto, ya que se mezcla entre las escenas de fuego y danza. Tampoco la cinta se hace cargo de los atisbos que da sobre algunos temas de la actualidad chilena como las adopciones, los centros del Sename, y la formación de familia.
La película no se involucra en esos temas y se dedica a contar la trama bajo el punto de vista de Ema y dejarla a juicio del espectador para que a la vez sea un ejercicio de introspección. Pues en este sentido, Ema es una mujer que defiende su libertad y rebeldía, pero no respeta la del resto. Es representada con escenas donde ella adora quemar cosas y observar las llamas, mientras se prepara para conseguir su fin bajo cualquier método. Este tipo de escenas, de Ema con el fuego, indican lo que ella es como personaje y lo que representa dentro de la cinta. Ema una mujer protagonista y anti heroína, que es exactamente con el elemento que juega: cálida y ardiente, pero también avasalladora, tóxica y letal.