Hace años había comenzado lo que se suponía una serie de escritos sobre favoritos de Netflix, donde ya había dos películas de ciencia ficción.
Pero hace unos días apareció en Netflix una de las favoritas absolutas del cable: Forrest Gump. Esta película yo creo que quizás, aunque no es mi película favorita es probablemente la que más veces he visto, a veces trozos, a veces el final, sin importar en qué momento fuese la tomaba, iba a comer y luego la retomaba (han pensando que hoy los niñ@s no viven la experiencia de “perderse” algo, ¿sólo lo pausan/retoman? Sin los ´¡a tomar once!’, ´pone la mesa’ -que es probable que sigan diciéndose- pero ya no les impide ver un FINAL).
Y en cada momento de mi vida me hace reflexionar sobre diferentes temas: la discapacidad, el cáncer o el VIH, perder a los que amas, la discriminación, o más. Y la última vez que la vi pensé tanto en Jenny. Tantas burlas, tantas críticas al personaje femenino principal de la película, de que se aprovecha de Forrest, que es un ‘perra’, ‘calienta sopas’, que por qué las mujeres no quieren a un tipo que las ama y prefieren irse con un tipo que las golpea, he leído de todo. Pero, ¿hemos pensado la película desde su punto de vista, sin los ojos de Forrest o la tercera persona que mira todo?
Jenny es una niña que pierde a su madre y se queda con un padre alcohólico y sus hermanas. Hay varias escenas que nos dan más info sobre esta relación. Forrest dice que “era cariñoso, que siempre estaba tocando a sus hermanas”. Pero cuando la va a visitar y lo despierta, vemos a una Jenny nerviosa, con la manga del vestido rota y sangre.
Ella ya adulta, vuelve a su casa y comienza a tirarle piedras gritando cómo pudiste hacernos eso. Una niña que es abusada por su propio padre, que probablemente debe ver cómo sus hermanas también son abusadas (de las cuales por lo demás nunca sabemos nada, quizás también arrancaron, quizás cayeron en redes de abuso, quizás se suicidaron, quién sabe).
De esa casa, Jenny pasa a la casa de su abuela. Nunca sabemos qué ocurre acá, más allá de un perro que ladra afuera. ¿La abuela la cuidó o volvió a vulnerarla con violencia? Sólo sabemos que por las noches se arrancaba a la casa de Forrest, el único lugar seguro que tenía hasta ahora en su vida (y que más adelante veremos es el único que conoció).
De alguna forma, a pesar de todos estos abusos y vulnerabilidad logra ir a la Universidad. Pero ¿qué pasa? Termina siendo expulsada. Salen unas fotos en Playboy, tampoco sabemos si realmente porque “quiso” o necesita el dinero para seguir y eso la termina precisamente sacando de lo que quería continuar. Nuevamente una chica totalmente vulnerable, sin red de apoyo, nada.
De acá pasa a un bar que la obliga a desnudarse pero que al menos le permite sobrevivir y cantar que ella dice es lo que más ama en su vida. Pero qué pasa. El único tipo que conoce la va a ver, la pasa a llevar y hace que la echen de su trabajo. ¿Acaso ella no podía defenderse del tipo? ¿Quizás ya le había pasado y sabía cómo llevarlo? ¿Quizás si había un guardia iba a reaccionar? Pero nada de esto podemos saberlo porque se mete Forrest.
Esta es la escena final que provoca la escalada de abuso de drogas e inestabilidad en la vida de Jenny, y que probablemente es lo que la lleva también a su muerte. Tras esto tenemos pequeñas miradas a su vida: fiestas consumiendo, habitaciones de hoteles con drogas y ojos morados. Cada escena que vemos de Jenny nos muestra que finalmente no pertenece a ningún lugar y que no conoce a nadie que la ame, la ayude o le brinde apoyo para enfrentar su pasado y salvarse a sí misma.
Así llegamos a la escena en Washington donde se encuentra con Forrest y la vemos nuevamente en una relación que pareciera ser mejor -un tipo con estudios y conciencia social- pero que es un machito más que golpea a Jenny apenas hace algo que no está de acuerdo.
¿Y por qué no se va? ¿Por qué no se queda con Forrest? ¿Y por qué tendría que hacerlo? ¿Sólo porque él la ama? NADIE ESTÁ OBLIGADO A AMAR A ALGUIEN SÓLO PORQUE TE TRATA BIEN. Ese es un mínimo y lamentablemente en el caso de Jenny yo diría que finalmente igual se ve obligada ya que aunque lo intenta una y otra vez no logra conocer alguien que la cuide realmente y le ofrezca este mínimo.
Así, vuelve a la gran casa en Alabama y al fin logra dormir tranquila durante días. De nuevo Forrest la fuerza a amarlo, pero ¡por qué debe hacerlo! Es como el peor invento del friendzone, no porque compartas gustos con alguien y se lleven bien significa que deben ser pareja o esa chica te debe algo. Acá lo mismo, no porque él la quiera y sea la única persona que la ha tratado “bien” (que yo no estoy segura si bien, más sería un no mal como todos los que ha conocido) tendría que amarlo.
Y ella incluso le dice que no debería casarse con ella, y él cree que es por su discapacidad y el público ay pobrecito, pero es una ¡niña abusada por su padre! ¡Forrest creía que su papá era cariñoso! No sería capaz de entender esa complejidad, ese desamparo, ¿cómo reparar esas heridas?
Pero como esta es una película sobre Forrest, ella cede y le da lo único que le quedaba. Después de eso arranca y vemos como al fin logra darle estabilidad a su vida, tenía su depto, un trabajo, pero aparece Forrest en TV nacional y se ve obligada a contactarlo porque además está muriendo, un nuevo virus que no tiene cura.
Y ya conocemos el final… Cada vez que veo a Jenny en la cama mirando hacia afuera cuándo él le cuenta los lugares que vio, y ella dice ojalá hubiese estado contigo, y él estabas, no sé, yo no lo tomo como sólo juntos en el sentido de en pareja, sino que ojalá ella hubiese tenido esas oportunidades: tener una mamá que la cuidara, poder terminar su Universidad, viajar, recorrer Estados Unidos libre, sin que nadie la violara, le ofreciera drogas o la golpeara.
Pero Jenny no tuvo ese privilegio, nació mujer, pobre y sin hogar, en un mundo sin suficientes piedras para romperlo todo…